viernes, 22 de julio de 2011

Fiestas de Santiago 2011

PREGÓN DE LAS FIESTAS DE SANTIAGO DE GOBIENDES 2011

Dos Pueblos (Gobiendes y Loroñe)

Por Javier Vallín

Entre la mar y la montaña, protegidos, como si estuvieran refugiados en las faldas del Sueve, podemos contemplar dos pueblos asturianos, vecinos bien avenidos, dos pueblos hermanos que compartieron las escuelas durante muchos años en el pasado. De sus raíces y de sus mismas casas nacen senderos hermosos, que conducen hacia las camperas de manzanilla y a los ablanares del Llanu Llames, hacia las viescas y fuentes cristalinas del puertu, constituyendo unos increíbles paseos entre flores y frutos silvestres.

Gobiendes y Loroñe son pueblos que guardan celosamente auténticos templos de sabiduría popular e intelectual.  Sus interesantes bibliotecas, guardadas con celo y visitadas por estudiosos de la Villa y Corte y de otras latitudes más lejanas, y los cuadros importantes por su antigüedad y rareza, fuera de los círculos del mundanal ruido, son cuidados con todo el esmero y discreción posibles por sus actuales dueños y así seguirá siendo por los próximos herederos. Ni las ofertas más apetitosas han logrado sacar absolutamente nada.

En las casas de estos pueblos habitan enciclopedias humanas, bellamente encuadernadas con el lujo de los años y las canas, con mil y una historias que contar.  Aquí las tardes de los días pueden desgranarte toda la niñez y juventud, entre las nevadas de entonces y la escuela, con sus juegos ya olvidados por el paso del tiempo. Todo esto y mucho más te lo aderezan con fotografías de las épocas pretéritas.

Loroñe y Gobiendes forman una vecindad apartada, siempre juntos, conservando con mimo sus hórreos, sus bebederos, sus recuerdos, y manteniendo las tertulias entre amigos y amigas que los años y las vivencias se han encargado de sellar. Descansan, más que escondidos -que no lo están- diríase que discretos y elegantemente silenciosos. Un silencio roto en el atardecer por el sonido de algún "lloqueru" de las alturas cercanas del Sueve.

En Gobiendes están El Charcal, La Torre, El Palacio, la iglesia de Santiago -monumento nacional, que leíamos de niños en un carcomido letrero-. En Loroñe, su capilla de Santa Eulalia, La Quintana con la casa solariega del Padre Isla, el tiempo detenido, la paz, el descanso, la familiaridad y el buen decir de sus gentes. Son por todo esto y mucho más, rincones entrañables que han sido capaces de conservar su identidad de siglos; son lugares que han elegido importantes personajes de la ciencia y del arte para retirarse temporadas a meditar, charlar y pasear, adentrándose por sus caminos, mezclándose con sus gentes calladas, respetuosas y sencillamente sabias. Porque estar unos días en Loroñe y Gobiendes, equivale a un curso intensivo de Historia, de conocimientos variados, de sorprendentes descubrimientos a cada paso.

Bajo los hórreos podemos contemplar algunas reliquias del pasado a modo de recuerdo permanente: viejos rastros de pinchos, antiguos "llabiegos" y carros del país que han perdido su música renqueante hace tiempo. Porque en Gobiendes y Loroñe todo es natural como la vida de sus gentes, como el atardecer que se mide por los grises de las calizas del puertu y de las tablas de los hórreos, como el silencio que invita al descanso, como la paz que se respira en unos pueblos que la cultivan diariamente.

Este vecino nacido en Carrandi, criado también en Loroñe y alumno durante una temporada de la escuela de Gobiendes, quiere aprovechar estas líneas para darles un abrazo y desearles unas ¡Muy felices fiestas de Santiago!

Javier Vallín